¿De qué estamos hablando? Ayer mataron a un pibe, a uno de los nuestros, un chico que estudiaba en la universidad creyendo que tenía todo el futuro por delante. Mataron a un pibe argentino y trosko, y hoy los troskos argentinos están de luto, dolidos, heridos. ¿De qué estamos hablando? De un nombre y un apellido que mañana no va a ser más que un dato en alguna memoria. Estamos hablando de Mariano Ferreyra, también de su familia, de sus amigos, de los compañeros que no lo van a ver entrar en el aula mañana, ni pasado, ni nunca más.
Esto es de lo que estamos hablando primero. Todo lo otro viene después. Tal vez solo un minuto después, un segundo después, pero viene después.
Y después es ¿quién mató a Mariano Ferreyra? y después del después ¿por qué mataron a Mariano Ferreyra? ¿Quién firmó esa bala de muerte?
Insisto, mataron a un argentino trotskista, a un joven militante que iba a acompañar a trabajadores tercerizados que reclamaban por sus derechos perdidos en los engañapichangas del neoliberalismo de los noventa.
Insisto: trotskista trotskista. Es que quiero, necesito, nombrar esa palabra hasta que pierda todas sus connotaciones. Hoy me di cuenta de que trotskista se está pareciendo mucho a judío, a negro, a cabecita, a morocho, a esas palabras que son etiquetas. Qué no sea así, que sea solo una palabra, que todas esas palabras dejen de ser etiquetas para que podamos pensarlas con libertad.
Decía entonces, sin etiquetas. Cuando alguien pierde traumáticamente a un ser querido no se le cuestiona la reacción impulsiva que ese dolor inmenso genera. Se deja pasar el tiempo, se intenta una mirada de suma comprensión por ese dolor que quiebra.
Esa es la mirada que yo me propongo sobre los compañeros trotskistas, sobre todos y sobre aquellos con los que he compartido muy buenos momentos en los últimos tiempos, y con los que sigo guardando profundas diferencias en cuanto a la concepción de la política.
Ahora también se que hay algunas cosas en las que podemos caminar juntos, como lo hicimos, algunas cosas en las que puedo confiar en ellos como en cualquier compañero de lucha, venga de la organización que venga.
El luto de estos compañeros es el luto de todos los trabajadores, de todos los estudiantes, de todo el pueblo argentino. No son ellos el enemigo, no son ellos contra quienes tenemos que luchar para preservar este, nuestro gobierno, el del proyecto nacional y popular que encarnan Cristina Fernández y Néstor Kirchner. No son ellos los que van a voltearlo. Nuestro enemigo es la firma que lleva la bala que mató a Mariano Ferreyra, es el poder qué desde las sombras digitó esta muerte, es quién dejó este cadáver en la puerta de nuestra casa y se solaza viendo como se despiertan todos nuestros rencores.
No desconozco que buena parte de la izquierda juega el juego de la derecha, que le hace el caldo gordo a los enemigos del pueblo, pero ese no es el tema del ahora. Hoy estamos de luto porque nos mataron a un compañero, hoy es el día de reflexionar, de parar la pelota y mirar la cancha con atención, hoy es el día de acompañar a los deudos en su dolor irreflexivo y darse todo el tiempo para la reflexión.
En estas palabras saludo con afecto a nuestros compañeros Nelson Marinelli, Rubén Schofrin, Diego Rojas, Andrés Carpintero, Leo Villafañe, David Nudelman y tantos otros con quienes vivimos intensos momentos de lucha.
Justicia, verdad y castigo a todos los culpables del asesinato de Mariano Ferreyra y de las agresiones a los compañeros que ayer se movilizaron por sus derechos en Avellaneda.
Irene Haimovichi
Una compañera argentina, judía y peronista
Trabajadora y delegada de prensa del diario La Nación, integrante de la mesa coordinadora de Copla (comunicación y política para el proyecto nacional y popular), integrante de La Gremial de Prensa
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