por Andrea Benites Dumont
Taher tenía 11 años en 1991, su cuerpo marcado por cicatrices y su padre suicidado-forzado en las cárceles israelíes; Ismail tenía en 1991, 13 años, y los cartílagos de las manos rotos por la culata de un fusil israelí; Imán, tenía 9 años en 1991, la práctica totalidad de su familia presa.
Yitzhak era israelí, no había visto nunca cicatrices ni cartílagos rotos ni sabia aún de suicidios provocados en las cárceles…
Las elecciones en el Estado de Israel no serán cuestionadas nunca por más que quien las haya ganado sea un criminal de guerra.
Las elecciones en el Estado de Israel no significarán absolutamente nada para las últimas víctimas habidas en Gaza aún cuando dicha ofensiva bélica haya sido el reaseguro de un triunfo electoral de cualquiera de los candidatos de la derecha.
El resultado de las elecciones en el Estado de Israel pivotea sobre la inclusión o no de la ultra derecha, la que con mayor agresividad (si se puede aún) propone e incita a avanzar en la anexión, en el aplastamiento, dominación y amenazas bélicas con bombas atómicas y ataques a Irán Egipto… y ambiciona retirar derechos ciudadanos a los árabes israelíes si no dan pruebas de "lealtad" al Estado de Israel.
Las imágenes de los cuatro candidatos de la derecha votando (por obvias razones hay que incluir al partido Laborista) y después festejando, pone el corolario a la cobertura permitida tanto sobre las elecciones en sí mismas como el dramático prólogo que fue obligado a escribir el pueblo palestino.
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